Descripción
En el tiempo de los emoticonos la expresión de los sentimientos pierde matices esenciales. Cuando hablamos de belleza aparecen sensaciones, valores, creencias, todo un universo complejo en el que cualquier visión monolítica o simplista lo único que hace es disecar, reducir, anquilosar, encarcelar, y hasta descuartizar algo esencialmente vivo. Así que tenemos una misión por delante: liberar la belleza de nuestros propios prejuicios y de los ajenos, atrevernos a recuperarla para nuestras cosas de cada día, con sencillez, con profundidad, y hacer con ella que nuestra vida, y la de los demás, valga la pena, aún más, sea una verdadera obra de arte.
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