Descripción
Paul Klee, hace casi un siglo, en 1924, dando una conferencia en Jena dijo: acaso sea un filósofo sin quererlo. Estoy convencido de que lo era. Filosofar es un modo ‘cualificado’ de estar en el mundo, de enfocar y afrontar la existencia, de atender a lo que hay, de esperar y proponer, de saber recibir y filtrar. Aunque la vida jamás se pone en ‘pause’ no hay como pararse a pensar para mejorar nuestra capacidad de contemplar lo que acontece a nuestro alrededor: las alegrías y las esperanzas, el dolor y el sufrimiento, la bondad natural de quien vive a nuestro lado, las trampas, los engaños, los actos altruistas y los que reflejan auténtico espíritu de servicio… Todo, absolutamente todo, puede ser contemplado por cualquier persona, sólo por el mero hecho de prestar atención a lo que no es uno mismo.
El ser humano es una aventura siempre en curso. Más allá de si nuestro sistema sensorial, perceptivo y cognitivo está en funcionamiento, y opera con normalidad, el mundo no deja de metérsenos por los cinco sentidos y nos hace aprender, sentir, degustar, saborear. Es como si nos hiciera falta recordar que no estamos solos, que nada o muy poco nos es ajeno; es como si no nos cansáramos nunca de saber cosas nuevas sobre todo y sobre todos. Hasta en los estratos más básicos de lo sensorial podemos notar que estamos vivos y que la vida es acción, experiencia, reacción, compartir. Nuestro cuerpo nos llama, nos pide que le escuchemos, tanto como oímos silenciosamente nuestras ideas en nuestro pensar.
La vida humana es un hacer, un pensar, un sentir, un querer, un creer… la vida humana es vocación para hacer pensar, para compartir sentimientos, para querer las cosas buenas, para creer en los demás y, por supuesto, también para sentir que no es ajeno a nuestra naturaleza tener una visión sobrenatural.
Juan F Blanco –
Magnifico